El viaje de la vida como sociedades

Este es un tema del que oigo hablar, y sé que se ha hablado en todos los tiempos pasados y futuros; y aunque se repite en todos los idiomas, en el silencio, en nuestro interior y lo experimentamos a diario, creo que muchos aún no lo han entendido y es por eso que las sociedades en nuestro planeta no llegan a vivir y experimentar una realidad de paz y armonía.

Con mayor frecuencia siento que el mundo es más accesible, escuchamos las noticias cómo si hablaran de países, ciudades o pueblos que nos colindan, y es que la tecnología nos permite esa cercanía y es genial, sin embargo al mismo tiempo parece que nos alejamos emocionalmente y que nuestras prioridades no están claras, adicionalmente esperamos que alguien nos guie y nos diga que debemos hacer, tenemos envidia del otro, le damos vital importancia a los objetos, a los títulos y con este comportamiento vamos despreciando todo lo que nos ofrece la vida.

Esperamos que las leyes nos protejan y que la vida tenga el valor que le dan los gobiernos y las grandes potencias económicas mundiales, porque al final eso es lo importante. Ya no valoramos el cuerpo como una máquina biológica perfecta que aunque parece sólo carne y sangre está conectada de forma mágica a nuestro espíritu y nuestra mente. Etiquetamos todo lo que encontramos con la intención de clasificarlo y desconectarlo, esperamos que la ciencia arregle todo el daño que le hacemos al planeta tan sólo para que el vecino pueda ver que compramos algo quizá mejor o igual a un objeto que él ya tiene o que desea, no apreciamos el verdadero arte a menos que eso signifique negocio y lo más absurdo es que juzgamos y juzgamos, nos creemos más especiales que el resto, tenemos doble moral, damos y quitamos la razón de acuerdo a nuestra conveniencia, hacemos viral cualquier bobería, demonizamos lo natural y para completar pretendemos ser un mundo globalizado y unido.

Es que cuando lo interpretas de esta manera podríamos pensar que hay que resetear al planeta, y estoy segur@ que al leer la última frase comenzará cada uno a pensar: si debemos acabar con las personas de color (que a menudo se les llama de una manera más despectiva), otros pensaran que su religión es la adecuada y que las otras deben desaparecer, otros creerán que las personas de bajos niveles económicos o las personas mayores, etc. son las que deben extinguirse, pero en verdad en mi humilde opinión esa no es la solución, es que si es tan simple y nos rodea pero NO queremos verlo.

¿Qué tal sin tan sólo pensaras que el tema es que todos somos uno? Y que cada ser humano simplemente está experimentando una de tantas formas infinitas posibles del universo, que ni el lenguaje, ni la nacionalidad, ni la estatura, ni el peso, ni el color de ojos, cabello, piel, ni la carrera u oficio, ni la cuenta bancaria, ni el género, entre tantas muchas otras cosas son realmente importantes, además todo eso es temporal.

Fíjense, aunque somos diferentes (biológicamente hablando) todos llegamos a este mundo de la misma manera, todos defecamos por el mismo lugar, todos comemos por el mismo lugar, las necesidades son iguales para todos: comer, beber agua, dormir, moverse, defecar, etc., todos morimos, ninguno puede recuperar el tiempo, es que las similitudes son tantas, y lo que llamamos diferentes corresponde simplemente a las adaptaciones de las diferentes comunidades al clima que los rodea y a la creatividad, es por ello que existen las culturas y las lenguas.

Y aunque de alguna manera una lengua deriva de otra y además todos descendemos de los primeros habitantes (nombrados de diferentes formas de acuerdo a la cultura o religión) existiendo conexiones invisibles entre todos, nosotros insistimos en hacernos daño, seguimos humillándonos, seguimos creyéndonos más especiales que otros, seguimos creando ideologías para dividir y dividir, es que es una locura. Si la gente se diera cuenta que es tan fácil ser feliz, respetar y disfrutar.

Sí, sí se puede ser feliz a través del AMOR, sí del amor. El tema es que no debemos interpretar al amor desde nuestra mente sino desde nuestro interior, porque el amor no tiene fronteras, el amor no es ilimitado es infinito, porque provenimos del amor del universo, sí te sentaras a ver por un minuto todo lo que debe ocurrir en pequeña escala antes de la concepción de un ser humano no solamente valorarías la vida de tus hijos, tus hermanos, padres, tíos, primos y demás personas vinculadas a tu grupo familiar, sino también apreciaras la vida de cualquier otro ser vivo porque son milagros de la naturaleza y de Dios (universo/vida/amor, o como prefieras llamarlo), es como una maravillosa sinfonía en donde danzan células, átomos, moléculas, para crearlo todo. Les dejo este link: La odisea de la vida es espectacular, yo creo que todos deberíamos ver este video y no sólo comprender lo maravilloso y mágico que es la vida, sino también que cada persona es especial como tú y como yo, pero diferente, con su propia historia, historia que claro que está enlazada a una cultura, a uno o varios idiomas y a lugares, pero todo eso va mucho más allá, porque esa persona tiene sus propios pensamientos y con ellos crean su mundo sea de forma consciente o inconsciente.

Ya basta señores de tanto odio entre los seres humanos, ya basta de defender y cerrarse, es momento de compartir, de abrir las puertas, de disfrutar de nuestros dones, de respetar, de valorar y de amar a nosotros mismos y luego de la misma manera amar a los otros, quizá encontraremos obstáculos en el camino, pero pasaremos esa información a nuestras nuevas generaciones y podremos transformar el mundo a mejor sin miedos.

Sonríe, medita, escucha en tu interior sin esperar nada a cambio, sólo conecta con el amor, con la vida, con el universo. Nacimos con todo lo que necesitamos, no hacemos nada para que nuestro corazón este latiendo, no hacemos nada para que crezca nuestro cabello o nuestras uñas. Sólo debemos alimentarnos y nutrirnos, agradecer a nuestro increíble cuerpo, nutrir nuestra mente con pensamientos positivos y transformar las situaciones a través del filtro del amor.

Agradecida de estar y compartir,